¿Qué es la arquitectura bioclimática?
En los tiempos que corren, en los que la conciencia ambiental crece de la mano del sobre consumo energético, todos hemos oído hablar de la arquitectura bioclimática. Pero, ¿sabemos de qué se trata exactamente?
La arquitectura bioclimática consiste en diseñar edificios teniendo en cuenta su entorno medioambiental. ¿El objetivo? Reducir nuestro impacto ecológico mientras se consigue un mayor bienestar en el interior y, en consecuencia, una mayor calidad de vida.
Para ello, se deben considerar diferentes factores. Desde características como la orientación, climatología, o corrientes subterráneas, hasta la elección de los materiales o la implementación de sencillas técnicas constructivas. El resultado será una casa más integrada en el medio, económica y sostenible.
Viviendas bioclimáticas, ¿novedad o tradición?
Por muy vanguardista que resulte el término, no existe nada más tradicional que este tipo de construcciones. ¿Quién no ha sentido el fresco en agosto al entrar en una casa de pueblo? ¿O el calor de una galería acristalada al sur en invierno? Los anchos muros de las casas para ahorrar calefacción, las bodegas que mantienen un temperatura estable durante todo el año o las galerías acristaladas que mantienen un efecto invernadero son otros ejemplos. En esto se basa la arquitectura bioclimática.
Pero, ¿cómo podemos aprovechar las condiciones medioambientales de una vivienda para mejorar su habitabilidad y reducir el consumo energético? Veamos qué elementos pueden ayudarnos a obtener el máximo confort interior con el mínimo consumo.
Factores ambientales y constructivos de la arquitectura bioclimática
Que el proceso constructivo sea ecológico es clave en este tipo de arquitectura. Así, el diseño y levantamiento de un edificio también debe ser respetuoso con el medioambiente y acorde al entorno local en el que se encuentre. Y esto condicionará desde la elección de materiales hasta las soluciones que se ejecuten.
Veamos qué elementos se tienen en cuenta:
Diseño y tamaño de la vivienda
La eficiencia energética de una casa se ve afectada por su diseño, forma y tamaño. Las construcciones compactas y regulares ayudan a maximizar la energía solar. En viviendas unifamiliares se recomienda la estructura rectangular.
La altura del edificio influye también en la resistencia, siendo mayor en los más altos. Si bien una casa de varias plantas tendrá mejor ventilación en verano, puede favorecer filtraciones en invierno.
Orientación de la vivienda
La orientación de la vivienda es una gran fuente de climatización para nuestra casa, ya que ayudar a reducir el gasto energético tanto en calefacción como en refrigeración. Así, conocer y aprovechar la trayectoria del sol en cada estación del año nos permite sacar el máximo partido a la energía solar.
Mientras en verano, a mediodía, el sol incide en vertical, en invierno su trayectoria es más baja. Así, la orientación sur permite que en verano la radiación no sea tan directa, mientras que en invierno el sol entra más en las casas, aprovechando esa energía en los meses de frío. Colocar las fachadas sin ventanas hacia el norte también evita la fuga de calor y energía hacia el exterior.
Según esto, la orientación ideal, aunque depende de las coordenadas de cada país, sería hacia el sur en el hemisferio norte y hacia el norte en el hemisferio sur. ¿Con qué objetivo? Captar más radiación en invierno y menos en verano. De este modo, tanto en luz como en temperatura, aprovechamos la energía solar y reducimos el consumo de luz o gas.
Aislamiento térmico de la vivienda
El aislamiento térmico ayuda a mantener la temperatura del interior de la vivienda sin cambios bruscos. Consiste en generar una envolvente con gran masa térmica que bloquee el traspaso de energía, siempre en función del entorno y clima de la zona.
En localizaciones de clima frío es importante impedir pérdidas de calor con el aislamiento térmico, así como aprovechar la energía térmica del sol y estudiar la colocación de las ventanas (orientación) para potenciar el efecto invernadero.
Por el contrario, para climas cálidos se recomienda aislar con muros, suelos y techos anchos, que suavizan la variación de temperatura. Emplear tonos claros en fachada y cubierta, y apoyarse en otros elementos como toldos, ventanas dobles o contraventanas, etc. son otras de las medidas.
Los materiales empleados en la construcción
En arquitectura bioclimática se diferencia entre materiales naturales, como bambú, madera o piedra, y materiales procesados como el poliestireno. En cualquier caso, todos deben tener un bajo impacto ambiental.
Para obtener un buen aislamiento, materiales naturales como ladrillo, piedra u hormigón son los más apropiados para hacer frente a las condiciones externas.
Sistema de ventilación
Igual que conocer la trayectoria del sol es clave para la orientación del edificio, el viento va a condicionar su sistema de ventilación con su dirección, velocidad y temperatura. Así conseguiremos jugar con la humedad del aire mejorando la climatización del interior.
Aparte de la ventilación natural, existen otras que están muy ligadas con la orientación de la casa. La ventilación convectiva es una de ellas, y consiste en renovar el aire caliente por el frío, cuando el caliente asciende. Sería la que se produce a través de un patio o sótano.
Por otro lado, es importante aprovechar la ventilación cruzada: corrientes de aire que facilitan la ventilación entre dos espacios de orientación opuestas. Esto se consigue jugando con la diferencia térmica y de presión y es muy útil en lugares de calor o con humedad.
Suelo
El suelo también puede suavizar los cambios de temperatura, gracias a su elevada inercia térmica. Estudiando la zona de la vivienda se podrá valorar el semienterramiento del edificio para potenciar la acumulación de calor por parte del suelo.
Existen otros elementos, como la vegetación, que también juega un rol fundamental como aislante térmico, acústico e incluso para evitar la erosión.
En síntesis, la arquitectura bioclimática tiene como objetivo sacar el máximo partido a la energía que nos ofrece la naturaleza mediante vías pasivas y mecanismos puramente arquitectónicos. Vemos que es posible encontrar la armonía entre la construcción y el entorno si tenemos en cuenta estos elementos a la hora de diseñar una vivienda bioclimática.
Así, alcanzaremos un nivel de confort que en muchos lugares resulta suficiente para evitar el uso de fuentes de energía convencionales, ahorrando un elevado porcentaje de energía.